Alex Ellery es un ingeniero aeroespacial de la Universidad de Carleton, en Canadá, y tiene la teoría de que civilizaciones avanzadas extraterrestres podrían haber enviado sondas autorreplicantes (capaces de construirse a sí mismas) que ya tendrían presencia en nuestro Sistema Solar. Esta hipótesis surgió en 1966 con el trabajo Teoría de los Autómatas que se Autoreproducen, aunque el experto al que citamos en este artículo propuso una forma concreta de buscar esta supuesta tecnología proveniente de otra parte del universo.
Este año la prestigiosa universidad de Cornell publicó un trabajo teórico de Ellery donde dice que deberíamos estar buscando tecnofirmas de la tecnología avanzada que los extraterrestres podrían haber enviado a este rincón de la galaxia y no solamente poner el esfuerzo en detectar señales de radio provenientes de otros sistemas estelares como lo hace SETI.
Ellery, cuyo campo de experiencia lo hace especialista en robótica y autorreplicación, asegura en su investigación que el desarrollo de tecnologías como la impresión 3D, la automatización y la Inteligencia Artificial hacen este escenario plausible. Según afirma, si la humanidad ya descubrió cómo crear máquinas autorreplicantes, extraterrestres tecnológicamente avanzados podrían haberlo logrado hace millones de años, y algunas de estas sondas podrían estar activas en nuestro vecindario interestelar.
La actividad de las máquinas extraterrestres
Es lo que, según Ellery, deberíamos estar buscando. Si tales sondas existen, deberían haber dejado rastros físicos o químicos que podemos detectar. El experto cree que su comportamiento seguiría un patrón predecible como recolectar materiales de asteroides, establecer bases, replicarse, enviar unidades de reconocimiento y construir estructuras más complejas. Todas estas etapas deberían producir señales observables o lo que se conoce como tecnofirmas en forma de restos de actividad minera o anomalías en la radiación.

Asimismo, el científico mencionó que algunos datos a tener en cuenta pueden ser proporciones inusuales de uranio o torio (por ejemplo en el suelo lunar) anomalías magnéticas o rastros isotópicos relacionados con reactores nucleares. Estos indicios podrían provenir de instalaciones energéticas o industriales creadas por máquinas extraterrestres autorreplicantes. Ellery se anima a más y sostiene que las sondas podrían haber dejado artefactos enterrados, diseñados con la finalidad de ser descubiertos solamente cuando la humanidad alcance un desarrollo tecnológico lo suficientemente avanzado. ¡Interesante!
