Gentileza diario Crónica suplemento «Fenómenos Paranormales». Autor: Carlos Parodi, periodista y escritor (Instagram CarlosParodi.64).
La documentación señala que tanto en las civilizaciones griegas y chinas, así como en el “Ramayana” (poema del hinduísmo), los humanos ya fantaseaban con vuelos tan poéticos y espirituales como espaciales. Fue recién en 1638 cuando se proyectó formalmente una nave interestelar por obra del astrónomo, naturalista y matemático inglés (1614-1672) descrita en su fantástico libro “Disquisiciones acerca de un nuevo mundo y de otros planetas”.

Lo cierto es que todas aquellas inquietudes plenas de inventiva y de ficción especulativa así como de audaces experimentos, surcaron los siglos y desde finales de 1940 fueron acompañadas por la incipiente puesta en órbita de la tan ansiada y no menos arriesgada “Era Espacial”.
En un lejano 1920, el ingeniero norteamericano Robert Goddard (1882-1945) fue uno de los primeros en plantear una teoría basada en la invención de cohetes interplanetarios. Idea también desarrollada por el científico alemán y “Padre de la Astronáutica” Hermann Oberth (1894-1989).
Por su parte el físico y astrónomo soviético Konstantín Tsiolkovski (1857-1935) fue también distinguido por la Academia de Ciencias de la ex URSS con la medalla al “Primer Proletario Espacial”. Pero fue el esloveno Herman Poto Nik (1892-1929) quién voló varios pasos más arriba e imaginó la creación de una “Estación de Servicio Cósmica” en su libro “El Problema de los viajes espaciales” (1928).
Algunos historiadores aeronáuticos señalan que en 1944 el cohete V-2 fabricado en la Alemania nazi, fue el que realizó el primer vuelo de prueba al espacio. Las entrelíneas que se desprendían de los relatos fantásticos, sumadas al incipiente fenómeno de los UFO, convivieron con el auge de la industria tecnológica.
Por ejemplo, los estadounidenses proyectaron diversos tipos de aviones-platillos tal como resultó la nave discoidal con turbo rotor bautizada Avrocar, diseñada en 1949 por la compañía aérea Gray Goose.
Finalmente, fue el mundialmente famoso Apolo XI con su módulo lunar Eagle y su objeto de mando llamado Columbia la primera misión en llegar a la Luna y en dejar clavado en su polvorienta superficie un mensaje que rezaba: “Aquí, los hombres del planeta Tierra pusieron por primera vez los pies sobre la Luna, en el año del Señor de 1969.
«Hemos venido en son de paz en nombre de toda la especie humana”: ¿A quiénes iba dirigido ese recado? En esa senda espacial, la Pioneer X lanzada en marzo de 1972 con dirección a Júpiter, fue pensada como el primer proyecto concebido para “evadirse“ de nuestro Sistema Solar y entregar al Cosmos un mensaje pletórico de benevolencia terráquea acaso dirigido a hipotéticos seres interestelares. Un astrónomo de la NASA afirmó una vez que “la falta de evidencia no significa evidencia de ausencia”, frase que quizás aplique a todo aquello que nuestra limitada razón y sentidos aún no comprendan.
Lo cierto es que al día de hoy, la fascinante probabilidad de surcar el Cosmos como peregrinos de estrellas y entablar contacto con “algo” o con “alguien” queda abierta a todo tipo de reflexiones científicas, filosóficas y religiosas.

Frente al dogmático escepticismo de determinados ámbitos de la comunidad científica y las investigaciones apasionadas de la “Exopolítica”, la tecnología espacial sigue su curso ante la traumática coyuntura de una especie humana que no ha logrado diezmar las catastróficas consecuencias de las guerras o de paliar el hambre en el mundo. Lo que se definiría como el panorama sombrío de una Humanidad en crisis de humanismo.
En tal sentido y con el advenimiento de la “Inteligencia Artificial” en la vida diaria, actualmente se proyectan en los laboratorios experimentales de ciencias aplicadas pertenecientes a los magnates de las élites mundiales, las futuras colonias humanas en Marte y en otros planetas. Los arquetipos míticos y la necesidad de trascendencia espacial que la raza humana preserva, junto con los postulados astrofísicos que rechazan toda posibilidad real de contacto con hipotéticas civilizaciones extraterrestres, continúan alimentando el fuego infinito de los enigmas del Universo.
Lo real es que rodeado por acuciantes problemáticas sociales, la especie humana avanza en proyectos tecnológicos de magnitud que se superan día tras día y que acaso la estén acercando al instante en el que aquel lejano corpus de antiguas leyendas imaginarias, pueda finalmente surgir ante una revelación espacial inquietante.
En Argentina: los recordados cadetes de los años ´60
En una reciente entrevista exclusiva realizada en el programa radial “El Altillo Volumen 3, Música & Misterios”, Roberto Jorge Martínez contó que su pasión por la investigación espacial y los cohetes comenzó durante su adolescencia, cuando sin querer leyó un aviso en la revista argentina «Más Allá» que preguntaba a sus lectores: “¿Quiere usted unirse a la investigación espacial?”.
A partir de ese momento, su interés fue in crescendo y junto con un grupo de jóvenes fundaron el 2 de agosto de 1963 el “Club 2001 Cadetes del Espacio” en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Martínez recordó durante la entrevista que en 1957 la ex Unión Soviética había colocado en órbita el primer satélite artificial, en el marco del denominado año “Geofísico Internacional”.
Pero lo cierto, es que la Argentina ya había experimentado con la cohetería diez años antes, en 1947, durante el primer gobierno del General Juan Domingo Perón (1895- 1974). En ese sentido, el pionero en esta área destacó que el primer cohete argentino impulsado por cuatro pequeños motores llamado “Martín Fierro” fue lanzado en 1956 y logró alcanzar una asombrosa altura de 300 metros, hecho que fue un hito en la historia espacial.

Además, explicó que los motores de este flamante modelo criollo fueron diseñados tomando como base a unos cohetes antigranizo que fueron creados por la fábrica Giorgi ubicada en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires. Años más tarde, en 1961, la Fuerza Aérea Argentina lograría el lanzamiento de un “cohete sonda” único desde una zona desértica ubicada en la provincia de Córdoba.