La narrativa de que los ovnis son aeronaves con capacidades tecnológicas superiores controladas por seres extraterrestres es la más común a la hora de entender este fenómeno desde la perspectiva de la opinión pública. No obstante, hay otras hipótesis que van ganando terreno como la posibilidad de que aquellos avistamientos de objetos inexplicables en nuestros cielos y océanos en realidad son seres humanos que dominaron el viaje en el tiempo. También existe una tercera explicación: los seres interdimensionales. Este último concepto está fascinando a muchos expertos por las implicancias detrás de una alternativa más compleja de lo que parece ya que definiría la realidad misma tal cual la entendemos.
La Teoría de la Resonancia Multidimensional de la Conciencia postula que la conciencia humana no es sólo receptora de significados, sino que también hace las veces de colapsador de potencialidades dentro de un marco multidimensional. Las coincidencias acausales significativas, o sincronicidades, serían momentos en los que la conciencia, al observar y enfocar la atención, colapsa patrones de probabilidad en una red de sentido que abarca dimensiones superiores. Estos patrones pueden estar modulados o guiados por seres interdimensionales.
La conciencia no sólo colapsa funciones de onda en el espacio físico, sino que, en esta teoría, también colapsa estructuras de sentido en un “campo semántico multidimensional”. Es decir, el simple hecho de percibir una coincidencia como significativa la fija como parte de la realidad experimentada. Difícil de entender, pero estos campos funcionarían como un “espacio de posibilidades narrativas”, donde múltiples combinaciones de eventos coexisten en superposición hasta que la conciencia les da forma mediante la atención.
¿Cuál es la función de los seres interdimensionales?
Primero debemos entender que los seres interdimensionales no son físicos ni pertenecen al “tiempo” tal como lo entendemos los seres humanos en la actualidad. Su rol sería el de guías, moduladores o incluso generadores de patrones de potencialidad que, cuando interactúan con una conciencia receptiva, colapsan como sincronicidades. Influyen en la probabilidad de que ciertos eventos tengan lugar, en función de resonancias profundas entre la conciencia individual y estructuras más amplias como propósitos colectivos o arquetipos universales, que ya fueron descritos en la obra del genial psicólogo Carl Jung.

Si aceptamos que lo que llamamos “realidad” es, en parte, un fenómeno emergente del acto de observación consciente, nuestra propia subjetividad humana que responde a las capacidades de nuestros sentidos para percibir eso que ocurre fuera de nosotros mismos, como “La Alegoría de la Caverna” de Platón, donde se perciben distintas realidades según las circunstancias del observador, entonces las sincronicidades no son anomalías, sino huellas del funcionamiento normal de una realidad más profunda, donde la conciencia crea puentes entre dimensiones mediante su foco y su intención con la posibilidad de ser influenciada por seres interdimensionales a través de patrones resonantes.
Nota del Redactor: Especial agradecimiento al ingeniero Fernando Vázquez por su contribución a este artículo.