Registros oficiales: experiencias de “abducidos”

Gentileza diario Crónica suplemento “Fenómenos Paranormales”.  Autor: Carlos Parodi, periodista y escritor (Instagram CarlosParodi.64).

 “Nos movemos en lo ignoto, pero no en lo imposible”, supo responder con solvencia el escritor Ray Bradbury (1920-2012) cuando le preguntaron acerca de la probabilidad de contactos con civilizaciones extraterrestres. Y lo cierto es que la búsqueda espacial orientada hacia la “vida en otros mundos”, ha oscilado históricamente entre las posibilidades tecnológicas y los universos utópicos del imaginario humano.

En tal sentido, si bien el germen “fantástico” de cada testimonio de las personas abducidas siempre ha preservado una fascinación por lo “extraordinario”, también en muchos casos la reacción objetiva ante cada testigo disparó una nueva narrativa que despertó un mayor acercamiento hacia la esencia de su insondable misterio.

Abucción
Grises y humana (Grok)

Los relatos acerca de encuentros cara a cara con esos “desconocidos del espacio” provienen desde mediados de los años 50. El común denominador que identifican las secuencias de las abducciones puede sintetizarse en las fases de “contacto”, “exámenes fisiológicos”, “recorrido” y “regreso”.

Muchos testimonios también estaban impregnados por un trauma psicológico por el que atravesaban los supuestos abducidos. Una gran parte de las crónicas sobre abducciones han sido rechazadas por ser consideradas fraudes, en tanto otras traían aparejados síntomas tales como marcas en el cuerpo, falta de voluntad, pesadillas y amnesia.

Algunos de los especialistas que trataban estos casos lo hacían mediante la polémica y no menos tortuosa técnica de la “regresión hipnótica” que, una vez más, llevaba a la comunidad científica a descartarlos de plano. Si bien la traumática experiencia vivida tanto por el agricultor brasileño Antonio Bilas-Boas en 1957, como la de Betty y Barney Hill durante octubre de 1961 en New Hampshire son consideradas las primeras que ganaron popularidad, otro hecho de naturaleza similar aconteció en 1953 en México.

Abducción
Betty y Barney Hill (Internet)

“Yo estuve en el planeta Venus” es el título del libro escrito por su protagonista: Salvador Villanueva Medina. Dueño de una prosa amigable, el autor recrea su periplo espacial con detalles tan tecnológicos como conmovedores: “La Tierra es una esfera ligeramente opaca y algo desdibujada, con una masa redonda y temblorosa, como ensoñada gelatina. En Venus, los vehículos no consumen combustibles ni vegetales ni minerales, pues son perjudiciales para los organismos”.

El 11 de octubre de 1973 en Mississippi, Estados Unidos, a orillas del río Pascagoula, Charles y Calvin Parker estaban pescando cuando fueron sorprendidos por unas luces azules que flotaban sobre el agua. Inmediatamente fueron elevados bajo un cono de luz compacto.

De acuerdo con su relato, tres seres de apariencia robótica, con pinzas en lugar de manos, los recibieron en el interior de la nave y les realizaron experimentos que no les causaron dolores. Una vez descendidos, se encontraron en estado de trance en la misma orilla.

Apenas recuperaron el conocimiento, acudieron a una delegación policial y fueron interrogados por separado. El testimonio de los dos hombres dejó estupefactos a los oficiales ya que la extraordinaria “vivencia” había sido relatada de igual modo por ambos.

Contacto: Una novia extraterrestre

Una noche de julio de 1961 en el garage de una casona de Massachusetts, mientras un solitario chico de 18 años navegaba con el dial por las bandas de onda corta de un aparato radiofónico, una voz femenina lo alteró de repente.

Entre zumbidos extraños, interferencias y descargas eléctricas el joven Bob Renaud se puso en enlace directo con un ser femenino que decía provenir de un planeta llamado “Korendor”. Lo que comenzó como un amigable ida y vuelta acerca de la vida en ese otro mundo, llevó a Bob a intentar un eventual “acercamiento”.

Con el correr de las noches, la mujer alienígena le enseñó “tecnología extraterrestre” para que ambos pudieran verse a través de un viejo monitor de televisión y luego preparar su viaje estelar.

De este modo, la simple curiosidad terminó como un romance “espacial” que los mantuvo entusiasmados durante varias jornadas, hasta que en una noche tormentosa, la conexión fue interrumpida definitivamente y el misterio acerca de aquella mujer del planeta “Korendor” quedó flotando en la inmensidad del cosmos.