Los ovnis vienen siendo noticia hace varias décadas generando un interés en la opinión pública que se debate entre la probabilidad de que sean naves tecnológicamente superiores conducidas por seres extraterrestres o fenómenos que tienen explicaciones más “terrenales” como cuestiones meteorológicas o elementos que generan confusiones en los avistamientos como pueden ser los tan novedosos drones. Lo cierto es que hay casos desde hace mucho tiempo atrás y hoy vamos a repasar un hecho que se originó en el cono sur para trascender al resto del mundo en una noticia increíble.
El martes 6 de julio de 1965, una información ocupó las portadas de todos los medios santiaguinos: la Fuerza Aérea Chilena informaba oficialmente que extraños ovnis habían sido vistos sobre la Antártida desde bases de Argentina, Inglaterra y Chile. Posteriormente el diario Crónica se hizo eco del avistamiento que también sería, con el correr de las horas, confirmado por la Marina Argentina.
La descripción que llegó a la prensa parecía salida de una película de ciencia ficción: “Desde el Destacamento Naval Decepción en la Antártida Argentina, fue observado el 3 de julio a las 19.40, un objeto volador de forma lenticular, aspecto sólido, coloración predominante rojo y verde, por momentos tonalidades amarillas, azules, verdes, anaranjadas y blancas”. Por aquel entonces no había ninguna aeronave o tecnología conocida que coincidiera con esas características que sí podían ser atribuidas a los ovnis de los que venía hablándose desde, por lo menos, la década del 40.
¿Ovnis? La descripción del objeto
El desplazamiento del objeto volador no identificado era en dirección general este, por momentos cambiando al oeste, a una altura de 45 grados sobre el horizonte y a una distancia aproximada de 10 a 15 kilómetros. Otro aspecto inusual del avistamiento fue la ausencia de sonido y el haberse observado en el transcurso del suceso variaciones de velocidad, así como también el hecho de haber permanecido estacionario en el aire por algunos períodos de tiempo.
Posteriormente esa semana, el jueves 8, un segundo informe oficial de la Secretaría de Marina ratificaba que el personal de la Base Decepción realizó un “avistamiento de objetos voladores no identificados” evidenciando desplazamientos incongruentes con fenómenos astronómicos o aeronaves conocidas que pudieran haber volado por esa región, además de provocar perturbaciones magnéticas en el Destacamento Naval Orcadas. Este segundo documento presentaba algunas correcciones donde hablaba de “un objeto brillante, como una estrella de primera magnitud” dejando atrás la descripción de un aparato “sólido” y “lenticular” que remitía al estereotipo del platillo volador tan popular incluso por aquel entonces.