En la primavera norteamericana de 1953 la Comisión de Energía Atómica realizó una serie de pruebas que incluían explosiones nucleares en un sitio de Nevada bajo el nombre clave Upshot Knothole. Al mismo tiempo distintos testigos aseguraron ver ocho ovnis en el cielo de Arizona durante el transcurso de estos testeos que terminaron con un suceso del que hoy vamos a estar hablando.
¿Qué fue lo que ocurrió después? El historiador y curador de museo Harry Drew aseguró que 3 de los ovnis que fueron parte del avistamiento terminaron en tierra bajo distintas circunstancias en cada caso todo en mayo de ese año. El investigador se mostró asombrado por la complejidad de la trama de este evento singular que resulta todavía más fascinante que la del paradigmático Caso Roswell. Drew explicó que la historia de Kingman fue revisitada en 1973, años antes de que se popularizara la caída de un plato volador en Nuevo México.
Entonces un periódico publicó la historia de un técnico del sitio de testeo de Nevada llamado Arthur Stansel que señaló cómo él y otros miembros de su equipo fueron transportados en mayo del 53 de Indian Springs a una locación remota en Arizona para recuperar una nave experimental que se había estrellado. El hombre se convenció de que se trataba de una tecnología superior a todo lo conocido por la humanidad.
El destino de estos ovnis
Drew publicó el libro Seven Days in May donde explicó qué pasó con los tres ovnis de este caso particular. Uno se destruyó por completo en las montañas de la región prendiéndose fuego. Otro fue descubierto en un área desierta a unas millas de Kingman. El último objeto no identificado se estrelló en una pequeña reserva. Hubo intervención militar hasta que la nave fue recuperada y transportada a una base de Nevada.
Mucho se especuló sobre las razones de la caída de los tres ovnis en Kingman. Algunos acusaron a las pruebas nucleares que se llevaron a cabo en el lugar. Drew apunta a radares extremadamente poderosos que eran experimentales y pudieron distorsionar el funcionamiento de estos objetos. Las microondas resultantes de estos aparatos llegaron a matar pájaros y crear otras alteraciones, según testigos. No obstante, la afirmación más elocuente de Drew es que una de las naves fue recuperada en perfecto estado.