Los ovnis son materia de preocupación para las fuerzas de seguridad estadounidenses desde hace muchos años. En 1951 varios generales de la Fuerza Aérea de ese país desmantelaron el Proyecto Grudge que investigaba el fenómeno y al año siguiente, en 1952, instalaron el Proyecto Libro Azul para determinar cuál era la amenaza real de los objetos anómalos que aparecían en el cielo de ese país sin poder determinarse su origen ni intención.
El Proyecto Libro Azul duró hasta 1969 y en ese período investigó un total de 12.618 casos de ovnis. En ningún evento reportado hubo, según este estudio a cargo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, incidencia extraterrestre o de tecnologías desconocidas para el ser humano. De hecho, llegaron a concluir que la mayoría eran hechos explicables por fenómenos naturales o aeronaves convencionales. No obstante, un 6% del material analizado permaneció sin respuesta alguna.
El 14 de enero de 1953 se reunió el Comité Robertson, impulsado por la CIA, e integrado por un grupo de científicos encabezados por el Dr. H. P. Robertson. Una vez que analizaron varios casos de ovnis que habían sido estudiados por el Proyecto Libro Azul concluyeron que el fenómeno no representaba importancia alguna y recomendaron emprender una campaña de desacreditación para disminuir el interés del público, aconsejando usar medios de comunicación, incluyendo a la compañía Walt Disney, psicólogos, astrónomos y hasta famosos para ese objetivo.
Ovnis prohibidos
Otra de las recomendaciones del Comité Robertson fue vigilar a grupos aficionados a los ovnis debido a su potencial influencia sobre el pensamiento de las masas. “La evidente irresponsabilidad y el posible empleo de estos grupos para objetivos subversivos deberían tenerse en cuenta”, sostuvieron los científicos a cargo de este estudio. Y es esta experiencia previa la que nos lleva a sospechar de la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios (AARO), que primero fue encabezada sin éxito por Sean Kirkpatrick desde julio de 2022 a diciembre de 2023.
Ese primer período estuvo marcado por un claro escepticismo sobre la posibilidad de que la Teoría Extraterrestre pueda explicar muchos avistamientos de ovnis que hasta el momento la ciencia, con toda la metodología a su disposición, no puede entender . Lo mismo parece estar ocurriendo con el segundo científico a cargo de AARO, Jon Kosloski, que esta semana tuvo una audiencia con un subcomité de Servicios Armados del Senado donde sostuvo que hasta ahora no hay evidencia de actividad alienígena en ningún caso que le tocó investigar, aunque sí hay algunos que permanecen siendo un misterio. ¿Desinformación?