Lejos en el tiempo, en 1997, el coronel Philip Corso fue una de las primeras voces en hablar sobre la tan popular, al día de hoy, ingeniería inversa. En su libro El Día Después de Roswell el ex militar aseguró que los restos de la nave estrellada en el caso más paradigmático en la historia de la ufología fue el punto de partida para tecnologías como la fibra óptica, el láser, aparatos de visión nocturna, el microchip, los transistores y el kevlar. De esta manera la idea de que los ovnis están presentes y pueden ser estudiados una vez recuperados tomó forma.
Previamente fue Bob Lazar, un hombre de ciencia con pasado misterioso, otra voz que hizo referencia a esta posibilidad. En 1989 Lazar le dio una entrevista al periodista George Knapp donde reveló que trabajó en la base militar S4 en las cercanías del Área 51, ubicada en el desierto de Nevada, donde tenía la misión de estudiar una nave espacial de origen alienígena a la que denominó como el Modelo Deportivo y de la que se esperaba que se pudieran desarrollar nuevas tecnologías. El científico pudo comprobar que este objeto utilizaba el elemento 115 para abrir un agujero en el espacio-tiempo y viajar a través del universo, pero esa capacidad no pudo ser replicada.
Lo cierto es que los ovnis son, según informantes que pasaron su tiempo en agencias gubernamentales estadounidenses o fuerzas militares de ese país, una realidad, de la misma manera que los programas de ingeniería inversa existen si tenemos en cuenta los testimonios bajo juramento de personajes como David Grusch y Lue Elizondo que hablaron de este tema en distintas audiencias en el Congreso de Estados Unidos. Es difícil pensar que una persona se anime a inventar una historia tan fantástica como esta para compartirla en la Cámara de Representantes.
¿Los ovnis se estrellan?
Hasta hace poco no estaba claro cómo es que Estados Unidos logró hacerse con ovnis en buen estado para después estudiarlos en los programas de los que hablaron Grusch y Elizondo. No obstante, un nuevo testimonio ofreció claridad en ese sentido porque Jacob Barber, otro ex militar estadounidense, contó en una entrevista que hay una serie de operativos con capacidades psiónicas que logran, a través del poder del pensamiento, invocar y atraer a las naves de origen desconocido para después recuperarlas.
Entonces la pregunta del millón: ¿Cuánto falta para que podamos replicar ovnis al 100%? Si esto es una realidad, tenemos que entender que la tecnología extraterrestre debe exceder nuestros conocimientos por cientos de años, sino miles. Es como si un hombre del 1800 se encontrara con un automóvil eléctrico de última generación. Si bien tenemos grandes mentes que pueden intentar la hazaña de copiar estos objetos extraños lo cierto es que el proceso probablemente sea más lento de lo que nos gustaría. Aunque si comenzamos con estos programas en la década del 40 tal vez haya más avance del que suponemos…