Los científicos soviéticos Alexander Shcherbakov y Mikhail Vasin postularon a comienzos de los 70 que la luna es en realidad la creación de una civilización extraterrestre inteligente teorizando que el satélite de la Tierra en realidad es hueco y tiene más de una sorpresa para darle a los seres humanos. Muchas de estas ideas se originaron en experiencias prácticas de las misiones Apolo de Estados Unidos donde sismógrafos lunares captaron grandes vibraciones con el alunizaje de los dispositivos que transportaban astronautas.
Estos científicos de origen soviético se aventuraron a imaginar el interior de la luna lleno de combustible, materiales de varia índole, lo necesario para practicar reparaciones y elementos de observación, entre otras cosas. Shcherbakov y Vasin creen que nuestro satélite en realidad puede haber sido el hogar para una raza alienígena que estaba realizando viajes de millones de kilómetros a través del universo.
Además de todo lo expuesto los científicos también afirmaron que el exterior de la luna debe estar especialmente reforzado para soportar impactos contra meteoritos o las severas condiciones propias del espacio exterior que puede tener temperaturas muy frías como calores realmente intensos a la luz del sol. Ciertamente si esta idea aventurada tiene registro en la realidad los seres que vivieron en la luna tenían que estar especialmente resguardados en su interior.
La luna puede no ser lo que pensamos
Asimismo, hubo tiempo de que los científicos analizaran los componentes químicos de las rocas lunares recuperadas por misiones norteamericanas. Ellos no se sorprendieron cuando hallaron cromo, titanio y circonio, tres metales muy resistentes al calor que entre sus cualidades podemos sumar que son refractarios, mecánicos y anticorrosivos. Todas capacidades que serían de gran utilidad si la luna en realidad fuera una nave espacial.
Sobre los posibles habitantes de la luna los soviéticos concluyeron que debe estar abandonada incluso con mucha de su tecnología dañada. Toda esta teoría que puede resultar propia de un libro de ciencia ficción nos recuerda a otra idea revolucionaria, postulada por el profesor de Harvard Avi Loeb, que señaló un extraño objeto en los límites del sistema solar como una posible nave espacial estudiando planetas. Hoy ese misterioso elemento del que no se sabe cuál es su método de propulsión es conocido por todos como Oumuamua. ¡Interesante!