Gentileza diario Crónica suplemento “Fenómenos Paranormales”. Autor: Carlos Parodi, periodista y escritor (Instagram CarlosParodi.64).
Los innumerables casos de abducciones son motivo de alerta, desconcierto, burla y también descrédito. Una característica común a esta tipología del “Cuarto Tipo” la constituye el hecho de que los testigos siempre señalan que fueron realizadas de noche, a campo traviesa o en medio de rutas desoladas.

Desde los primeros testimonios que se dieron a conocer acerca de estos sucesos acaecidos bajo escenarios plenos de soledad y oscuridad, tanto la Psiquiatría como la Psicología intentaron llegar a una conclusión uniforme: Delirios místicos, Narcolepsia (trastorno que provoca somnolencia excesiva) o simples fabulaciones conforman el enigmático entramado de las abducciones.
Generalmente los incidentes más significativos se registraron en parajes perdidos de Estados Unidos, en los bosques de Canadá, en las estepas rusas o en nuestras rutas patagónicas. Pero resulta interesante cuando también las abducciones son analizadas por profesionales, tal como fue el caso del psicólogo Ronald Sprinkle (1930-2021) quien, como consultor del famoso “Proyecto Condon”, abordó la naturaleza de estos secuestros cósmicos.
Otro fue el psiquiatra de la Universidad de Harvard, John Mack (1929-2004) quien en respuesta a los doctores que lo denostaban, afirmó: “Mis colegas no tienen presente aquellas otras dimensiones que no pueden ser medidas o clasificadas con las técnicas habituales que aplica la ciencia ortodoxa”. John Mack publicó dos libros “Abducción: encuentros humanos con extraterrestres” (1994) y “Pasaporte al Cosmos” (1999).
Entre infinidad de incidentes de estas características, un hecho de abducción en las afueras de Nueva York tomó especial relevancia. Fue el caso del escritor Whitley Strieber (1945) quien durante la noche del 26 de diciembre de 1985 fue “raptado” mientras pasaba sus vacaciones en una cabaña ubicada en la zona de Lake Placid.

Strieber era y es un reconocido escritor de relatos de horror. Su novela más famosa es “El Ansia” (1981) llevada al cine por el director Tony Scott (1944-2012) y protagonizada por Catherine Deneuve y David Bowie (1947-2016). También resulta necesario señalar que a W. Strieber nunca le interesó el asunto de la probable existencia de OVNIs ni mucho menos la de seres procedentes de otros planetas.
Pero lo realmente escalofriante fue su testimonio ante los medios de prensa al narrar su vuelo hacia el interior de una nave: “Yo podía sentir mi esencia, mi ser, pero no podía sentir mi cuerpo. Estaba completamente paralizado”. Simplemente con estas palabras, Strieber recordó cómo su cuerpo inmóvil subía flotando como en una especie de ascensor invisible, mientras miraba desde las alturas las copas de los árboles que rodeaban su cabaña de descanso.

Whitley Strieber lo describió como “la más aterradora pesadilla que jamás había vivido”. El escritor, ante el pavoroso silencio de los testigos, rememoró el momento en el cual un ser extremadamente delgado y con grandes ojos oscuros se detuvo frente a su lecho conyugal, mientras su esposa dormía. Esa fue una de las últimas y aterradoras imágenes que pudo recordar. A los pocos días, Whitley Strieber tuvo su primera sesión con el psiquiatra de la Universidad de Columbia Donald Klein (1928-2019) quien apeló al usual método de la regresión hipnótica.
Whitley Strieber advirtió con el correr de los días un abrupto cambio en el estado emocional de sus facultades mentales. Y también padecía de un bloqueo intelectual, conocido como el “pavor ante la hoja en blanco” por el que atraviesa todo escritor. Todo esto sumado a un estado alterado de crisis nerviosa, con un alto grado de irritabilidad para con su entorno familiar. En las siguientes sesiones hipnóticas el escritor también describió los sucesivos experimentos que los humanoides le realizaron sobre una camilla, mientras él se encontraba despierto e inmovilizado.
El caso fue seguido de cerca por especialistas en salud mental, comité de científicos y medios de comunicación. Lo curioso es que solamente algunos pocos pusieron en duda las declaraciones del novelista. Pero los sucesos extraños en la vida de Whitley Strieber no finalizaron ahí. Una madrugada de junio de 1998 mientras se encontraba en un hotel en Toronto, Canadá, un hombre se le apareció de la nada en su habitación y comenzó a narrarle hechos de su vida pasada, recordó su abducción y también le habló acerca de fenómenos vinculados al mundo espiritual.
La vida de Whitley Strieber ahora sí, había cambiado para siempre. Empezó a escribir artículos acerca de ovnis y extraterrestres en los principales medios y también para sus columnas de radio. Publicó un libro sobre su propia abducción que fue llevado al cine con el nombre de “Communion” estrenada en 1989. Como dato anecdótico podemos recordar que en la serie de televisión “Babylon 5” que se emitió entre 1993 y 1998 una raza alienígena se llamaba los “Strieb” en homenaje a Whitley.
En la actualidad, Whitley Streiber es el creador de una saga de ciencia ficción llamada “Alien Hunter”. Por alguna razón han quedado atrás sus antiguos relatos de terror y vampiros… Quizás su extraordinaria experiencia casi cuarenta años atrás, lo llevó a indagar en los misterios del Universo, esta vez desde otra mirada…
Los Carpenters en “Viaje a las Estrellas”
Los casos de abducciones y de búsqueda de vida extraterrestre obsesionaron a muchos grupos de aficionados norteamericanos a partir de los años 50. En 1953 fue creado el “International Flying Saucer Bureau” que se ocupaba de detectar casos de abducción y también de enviar señales de radio al espacio en busca de respuestas. El audio que acompañaba esas voces repetía en diferentes idiomas: “¡Llamando a los ocupantes de naves interplanetarias”!
La finalidad del proyecto era que los habitantes del espacio sideral bajaran de una vez a la Tierra y establecieran contacto. A comienzos de los años 60 un mensaje radial dirigido al Cosmos fue ambientado por música atmosférica y para tal fin se compuso la canción “Calling Occupants Of Interplanetary Craft”.
En 1978 la canción fue nuevamente lanzada al mercado discográfico pero en versión del famoso dúo melódico Carpenters. Para darle mayor vuelo y atractivo, la tapa del vinilo fue creada por el artista Andrew Probert, el diseñador espacial de la serie “Viaje a las Estrellas”.