La Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios, AARO, encargada de estudiar el fenómeno ovni en Estados Unidos, se enteró por primera vez del programa Kona Blue a través de entrevistas como parte de su “revisión histórica”. Muchos testimonios señalaron que se trató de un compartimiento sensible del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) establecido para la recuperación y explotación de “productos biológicos no humanos”. No obstante, la investigación de AARO demostró que nunca fue aprobado ni establecido oficialmente.
Aparentemente AARO rastreó el origen de la propuesta para Kona Blue hasta el Programa de Aplicación del Sistema Avanzado de Armas Aeroespaciales (AAWSAP) / Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales (AATIP) que estuvo a cargo de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de 2009 a 2012 con financiación del Congreso. Bigelow Aerospace, con sede en Nevada, fue la empresa contratista que ejecutó los fondos para el programa y entregó los informes resultantes del mismo.
Cuando la Agencia de Inteligencia de Defensa canceló el programa AAWSAP / AATIP muchos individuos asociados a esas iniciativas les pidieron a los responsables de esa decisión establecer Kona Blue con el objetivo de investigar, identificar y analizar materiales y tecnologías desconocidos para desarrollar vehículos aeroespaciales avanzados. ¡Ingeniería inversa a ovnis!
Kona Blue, misterio revelado
En 2011 el subsecretario de ciencia y tecnología del DHS estableció Kona Blue basándose en afirmaciones de que existía información y material relevante que requería, incluso, cierto nivel de protección. También había interés del gobierno y un posible impacto en la seguridad nacional como parte de la justificación del programa. Sin embargo, seis meses después el mismo subsecretario ordenó la terminación inmediata de Kona Blue citando preocupaciones en la idoneidad de su justificación y otros problemas en su funcionamiento.
El Departamento de Defensa, a través de AARO, desclasificó los archivos de Kona Blue. Tal vez el fracaso del programa no sea muy inspirador, pero es importante el hecho de que tanto miembros del Congreso como de la comunidad de inteligencia lo consideraron relevante por un lapso de tiempo. Podemos suponer que el gobierno de Estados Unidos sigue interesado en estas mismas cuestiones y hasta podría existir, en este momento, otro programa destinado a estudiarlas. Un esfuerzo oculto de AARO y el público en general para asegurarse el secretismo en la ingeniería inversa a ovnis y el estudio de cuerpos de extraterrestres. ¿Quién sabe?