Javier Pretto es viceintendente de Córdoba y contó un hecho singular que le tocó protagonizar en su tiempo como intendente de La Carlota. Junto a un monje tibetano y un grupo de amigos fueron a las montañas de Capilla del Monte en busca de aliens. El funcionario no sólo aseguró creer en extraterrestres, sino que vio varios en más de una ocasión según sus palabras.
Todo comenzó cuando el titular de la Casa del Tíbet en Barcelona, un monje, le pidió a Pretto visitar Capilla del Monte para ir a ver “seres especiales”, que no serían otra cosa más que aliens. Todo esto relatado por el funcionario cordobés en un programa del canal Showsport. Entonces una noche siguieron las indicaciones de un baqueano local y llegaron a un lugar apartado en las montañas.
“A una hora determinada de la noche teníamos que ir a un lugar donde nos llevan. Dejamos el auto a la vera del camino, cruzamos un alambrado y caminamos unos quince metros. El baqueano nos hizo parar a todos. Estábamos los cinco sobre una piedra muy grande”, recordó el viceintendente. Este fue el preámbulo del increíble encuentro de Pretto con los aliens.
Los aliens finalmente aparecieron
Mientras el monje tibetano oraba, el grupo aguardó en silencio. En ese momento ocurrió lo inesperado: “Habremos estado unos diez minutos. Aparece una luz. Se torna como un óvalo blanco. Sale otra y se hacen cinco. Se empiezan a acercar. Había uno de unos setenta centímetros. Se acerca unos seis metros. Dos más grandecitos atrás y dos más grandes detrás”, contó con precisión Pretto.
El contacto con los aliens duró unos quince minutos y el grupo no pudo dormir esa noche recordando la experiencia. Pretto vivió algo similar con su hijo en el Cerro Alfa donde vieron una ciudad con “colores y brillos diferentes” que sería el Portal de Erks, un lugar especial para los extraterrestres que serviría como ingreso al centro de la Tierra. Este sitio no puede ubicarse en los mapas y es donde los elegidos podrán refugiarse cuando la catástrofe azote a la humanidad, según los que saben de esta mitología.