3I/Atlas no deja de sorprender a la comunidad científica. Ya sabíamos que mostró una “anti cola” con dirección al Sol nunca vista en un fenómeno de su tipo. También desarrolló una aceleración no gravitacional, lo que para algunos expertos sugiere que podría ser incluso de origen artificial, como lo señala la teoría avalada por uno de los astrofísicos de Harvard: Avi Loeb. En este punto podemos asegurar que el cuerpo celeste es verdaderamente extraño si lo comparamos con cometas o asteroides “tradicionales”. ¿Eso quiere decir que es tecnología extraterrestre?

Asimismo, 3I/Atlas sorprende porque su tamaño es el más grande si tenemos en cuenta los 3 objetos interestelares que la humanidad pudo registrar hasta el día de la fecha. Los primeros registros del objeto mostraron un núcleo estimado en unos 20 kilómetros de diámetro. Esto, sumado a una masa que supera las 33.000 millones de toneladas, lo convierten en un potencial peligro para la Tierra si llegara a impactarla. Por suerte, ese no es el caso según los cálculos de la NASA.
3I/Atlas se mueve a unos 210.000 kilómetros por hora y ya atravesó su perihelio, el momento más cercano del recorrido del cometa respecto a nuestro Sol, un momento clave para los científicos que querían analizar al cuerpo celeste después de este evento. Así lo hizo el astrónomo Qicheng Zhang que manifestó: “Todo lo que necesitás es un cielo despejado y un horizonte oriental muy bajo. No se verá muy impresionante, es sólo una mancha, pero será una mancha cada vez más visible en los próximos días”.
3I/Atlas y un cambio inesperado
El mayor desconcierto respecto a 3I/Atlas surge de su color. Las primeras observaciones mostraban un tono rojizo, posiblemente por la presencia de polvo desprendido durante su primer acercamiento. Luego adquirió un matiz verde, probablemente generado por moléculas de carbono o cianuro en su coma. Finalmente, la reaparición reciente luego del perihelio exhibió un azul leve y persistente, que no se condice con un cuerpo de su composición conocida. ¿Esto qué significa?
Avi Loeb remarcó: “Tenemos un informe que indica que el objeto se volvió mucho más brillante de lo esperado, mucho más brillante que cualquier cometa anterior del sistema solar, a medida que se acercaba al Sol”, y siguió con su análisis: “Además, el color del objeto es azul, más azul que el Sol, y eso es muy sorprendente porque normalmente, cuando hay polvo alrededor de un objeto, debería volverse rojo”, dejando abierta otra interrogante más sobre este misterioso visitante de otra parte del universo.
