Ayer la NASA ofreció una conferencia en vivo donde autoridades y expertos establecieron desde un primer momento de la transmisión que 3I/Atlas es un cometa. No obstante, reconocieron que el objeto celeste tiene anomalías propias de un fenómeno originario en otra parte del universo. Asimismo, dijeron que hay 20 misiones de la agencia monitoreando al cometa y compartieron en el sitio oficial de la entidad imágenes capturadas por distintos telescopios, naves y más herramientas tecnológicas a disposición para esta clase de casos.
Avi Loeb, el astrofísico de Harvard que mantiene la teoría de que 3I/Atlas podría llegar a ser de origen artificial, no se bajó de su posición y redobló la apuesta frente a la presentación mundial que la agencia ofreció ayer. “Los representantes de la NASA deberían haber enfatizado lo que desconocemos sobre 3I/Atlas en lugar de insistir en que se trata de un cometa conocido proveniente de un entorno de formación nuevo”, remarcó el científico.
En ese sentido, Loeb señaló que la apariencia cometaria de 3I/Atlas no debería ser suficiente para dar un veredicto sobre su origen ya que deberíamos tener en cuenta la imagen del “Caballo de Troya”: algo que parece evidente, pero que podría ser otra cosa totalmente diferente a lo que nuestra información previa anuncia. Ciertamente un enfoque abrumador si pensamos en la posibilidad que este profesor de Harvard sugiere de una nave extraterrestre con intenciones bélicas.
3I/Atlas: tamaño y trayectoria
Avi Loeb sentenció: “Los científicos con visión de futuro cultivan la humildad para aprender de las anomalías en lugar de mostrar la arrogancia propia de la experiencia”, en alusión a los expertos de la NASA y sus conclusiones respecto a 3I/Atlas. El astrofísico hizo referencia al enorme tamaño del fenómeno, respecto a los otros dos objetos interestelares detectados previamente, y dijo que las posibilidades de tener un visitante tan masivo apuntan a que en realidad fue enviado a propósito con el Sistema Solar como destino.

“En las próximas semanas, telescopios terrestres de mayor tamaño, así como los telescopios Hubble y Webb, podrán caracterizar los chorros de 3I/Atlas midiendo su composición, velocidad y tasa de acumulación de masa. Estos datos nos permitirán determinar sin lugar a dudas si los chorros se producen por bolsas de hielo naturales calentadas por la luz solar o por propulsores tecnológicos”, señaló Loeb, que todavía mantiene viva la llama de su hipótesis, a pesar de lo que digan desde la NASA.
